El corazón de una manzana
La Solana forma una manzana residencial completa del primer ensanche de la ciudad de Soria. Un ensanche surgido de un planeamiento rudimentario, hecho en la posguerra española con una visión mezquina y pocos medios. Presenta un trazado aleatorio con viales estrechos, grandes desniveles, alineaciones poco precisas, chaflanes ridículos y unas Ordenanzas muy limitadas. Todo ello ha configurado a lo largo de los años un hábitat con poca calidad ambiental, de apariencia pobre y con una personalidad anodina que no se corresponde con su buena situación respecto al centro de ciudad.
El proyecto plantea entonces una nueva forma urbana, motora, para crear esa isla placentera donde vivir cómodamente en un entorno afortunado.
Un simple interior de manzana, abierto hacia las calles adyacentes, se ha convertido en un lugar de paso y descanso que da acceso a los edificios añadiendo un valor de plaza pública que no existía. El sol, invitado de honor alumbra la operación llegando a todas partes gracias a los desniveles intencionados de las cubiertas. Verdadero corazón de una manzana urbana que busca ansiosamente el dialogar con su entorno expresando una analogía y marcando así mismo una diferencia.
Arquitectura y Música
La base horizontal y terrena, la cornisa horizontal y área representan las líneas fundamentales de la Arquitectura. Entre ellas, el cuerpo del edificio estructurado como un pentagrama musical, que soporta la composición asonante de los diferentes vanos y el ritmo vertical de los parteluces. Deslizándose a través, la melodía discontinua de unas líneas brillantes y marmóreas que aunque intentan desaparecer permanece su sonido.
En la superposición entre la horizontalidad fundamental y el ritmo vertical, surge el estilo del edificio, que no prescinde ni de la contundencia y vibración lumínica de la arquitectura de franjas ni de la sutileza de líneas de la arquitectura plana.
Racionalización, sencillez, aprovechamiento y ambientación buscando el máximo confort con una economía de medios.